La AEB sigue un año más en su empeño de que la gente no solo disfrute del ajedrez sino que los que participan de esta actividad y sus familias tengan experiencias enriquecedoras como puede ser combinar ajedrez y turismo, si el año anterior visitamos varias ciudades de Polonia, en esta ocasión decidimos centrarnos en la Península Ibérica y más concretamente en Jumilla, en tierras Murcianas y de buen vino, uno de los factores fundamentales por los que nos decidimos a emprender estas bonitas aventuras es la certeza de que las personas que nos recibiran harán todo lo posible para que estemos a gusto en su tierra y eso es factor muy determinante, si en Polonia fue nuestro amigo Robert, en Jumilla ha sido nuestro otro amigo José Joaquín, nos sentimos orgullosos de hermanarnos con ciudades de otras regiones y paises, Zbaszyn en Polonia y Jumilla en Murcia ya estan en nuestro corazones para siempre.

LA CONTRA-CRÓNICA

por Pablo Sánchez

 

En Jumilla no tuvimos que hacer uso del diccionario de inglés Wordreference, ni tampoco el Google maps nos hizo demasiada falta, pues Joaquín supo conducirnos magistralmente por las calles de Jumilla. Felizmente Joaquín estaba sobrio, cosa que no puedo decir de mí mismo que estaba demasiado inspirado, tanto que no podría medir ni el grado ni los grados de inspiración. Tuve algún problemilla en el aeropuerto, y eso que todavía estaba lúcido o por lo menos, eso creía. Se me cayó el DNI, fui con el tiempo justo y tuve que embarcar a lo Willy Fog, es decir en el último segundo. No había nadie que me pusiera trampas para retrasarme, no hacía falta, pues yo solito me basté y me sobré para liarme de mala manera. Perdí el cargador, lo que me obligó a estar con el móvil apagado el 99% del tiempo. Menos mal que Nico me prestó el suyo.

 Después, el autobús de Alicante a Jumilla nos deleitó con música de Los Chichos, la Pantoja, Chiquetete, etc. Los cuales despertaron en la expedición un visible entusiasmo, como comenta Joan Ramón Galiana. Bueno, algunas piezas eran medio decentes, pero a mi entender, el problema de esta música, no es que fuera antigua, sino que a mí, particularmente, no me llega. Elvis por ejemplo, es antiguo, y probablemente habría tenido mejor acogida por parte de la expedición, yo incluido.

La acogida fue fenomenal, Joaquín nos dio un trato exquisito y nos fuimos a la cata de vinos. Me inspiré demasiado, y probé diversos tipos de remedios para desintoxicarme, lo que conseguí si no totalmente, sí en gran parte. Estuve probando y probando y ningún vino me convencía realmente, hasta que por fin probé el vino dulce. Ese sí estuvo muy convincente para mí.

Y pasamos a la parte ajedrecística, donde pasaré directamente a las partidas de 20 minutos que jugamos en el museo romano-medieval de Jumilla. Y ahí tengo que decir, que el equipo de Jumilla era muy bueno y nos dio un soberano repaso. Yo fui de los pocos que se salvaron. Mi adversario estaba teóricamente muy preparado, y supo presionarme bien, pero en el aspecto posicional falló. Y falló porque él solo aflojó la presión, al cerrar los caminos a sus piezas. Fue como si él mismo saboteara el dispositivo de disparo de sus más potentes armas. Así, él convirtió un cañón que era su torre, en un churro. Imaginad, una torre en columna central abierta, y él en vez de capturar mi alfil con la torre y seguir presionando, captura con peón, taponando su torre. Yo no tuve que hacer nada: el trabajo de entorpecimiento de sus piezas, que normalmente tendría que haber hecho yo, me lo hizo él y por eso no puede decirse que yo ganara la partida. Más bien perdió él.

A la gente de Jumilla, tengo que decirle que muchas gracias por la acogida que nos dieron, que guardo un magnífico recuerdo del viaje. Y que volvería a repetir la experiencia, ya sea en Baleares u otra vez en Jumilla.

LOS ANFITRIONES

Agradecer desde estas líneas el gran trabajo de José Joaquín que durante meses ha preparado con mucho empeño nuestra visita a estas bonitas tierras Jumillanas, planificandolo con mucha meticulosidad e intentando que nos sintieramos como en casa, con una programación intensa y agradable para todos los integrantes de la Expedición (solo faltó la visita al Castillo, pero el tiempo no daba para más), también agradecer la hospitalidad de Francisco Javier Sigüenza (Presidente del Club Ajedrez Coimbra), Pascual Castellanos (Vicepresidente), a Alejandro Castellanos (bueno, yo no se lo agradezco tanto) y al resto de Jugadores y directivos del Club Ajedrez Coimbra, esperamos que se hayan llevado una buena impresión de nosotros como nosotros nos la hemos llevado de ellos.

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